domingo, 22 de abril de 2018

PROMESA


PROMESA

Sonó el teléfono.
-Hola.
-Hola, Azahar.
-¿Eh? ¿Cómo sabes que soy yo? Después de tanto tiempo de despedida de entre los vivos...
-El eco de tu voz, cielo.
-El eco de mi voz... ¿Cuántos años hace que no hablamos, 30, 40?
-¿Qué son cuarenta años en el mar del tiempo? Tú no eres la material Azahar, pero eres su alma.
-Entonces, ¿crees que hay algo más allá de la frontera?
-Si todo se desintegra, ¿cómo podríamos estar aquí hablando?, ¿me lo puedes explicar? Leía hace poco un artículo en el que decía que en el antiguo palacio arzobispal de Córdoba, después hospital de agudos, los bedeles nocturnos tienen extrañas experiencias.
- ¿Y eso?
-Ruidos nocturnos, cosas que se mueven cuando no hay nadie. Existe un problema. Hemos pasado de la obligación irracional de tener que creer por imperativo categórico legal , no sé si se dice así, a la necesidad imperativa de decir que no creemos en nada, ni en las personas que nos rodean, ni en si hay algo más allá de la frontera. Te fuiste y esperé a qué aparecieras para que me explicaras cómo era aquello.
- Oh, mi amor, eres increible.
-No, soy un fino poeta, ja,ja,ja. Permíteme que me piropée yo mismo, ya que desde tu partida nadie me lo ha dicho, y a veces es necesario.
-Tienes todos los permisos, cariño. Un beso.
La transparente esencia de Azahar y la todavía carnosa de él se besaron con la mayor dulzura, con la mayor ternura. Nunca hubiera beso igual.
-¿Has escrito algo últimamente?
-No, no he escrito nada que merezca la pena, pero hay dos poemas que, al margen de los de San Juan de la Cruz, me embriagan más que las mujeres hermosas y más que el néctar de los dioses.
-Idiota, y lo dices estando yo delante.
-Ja,ja,ja... Hasta en espíritu sigues siendo celosilla ¿eh? Es una metáfora, corazón.
-Ya lo sé, zoquete. No cambias, ¿eh?
-¿Hay que cambiar?
- En absoluto es necesario hacerlo. Pero leémelos ya que me queda poco tiempo.
-Allá van. Uno es de Ibn Hazm. Debe estar en su libro El Collar de la Paloma. El otro es de Don Francisco de Quevedo. Escucha.

ENTRAÑAS

Quisiera abrir mi corazón con un cuchillo,
meterte dentro de él
y luego volver acerrar mi pecho.
Para que moraras siempre en él
y no habitaras en ningún otro
hasta el día del Juicio.
Para que vivieras en él
y a mi muerte
estuvieras dentro de mi alma
en la oscuridad de la tumba.

AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrá sentido;
polvo será, más polvo enamorado.

-Por todos los dioses, esto es para morirse de placer.
-Ah, ¿pero los espíritus se mueren?
- No cambias, no cambias, no cambias, eres más único que el vino Unico de Vega Sicilia, por eso te quiero, tesoro.
-Gracias, hermosa. Oye, ¿cuándo nos volveremos a ver?
-No lo sé, no pienso dejar de venir. Además, en la próxima reencarnación me has prometido unirte a mí, ¿recuerdas?
-Recuerdo, recuerdo. Besos dulces como la miel
El espíritu de Azahar, todo sonrisa, fue desapareciendo de delante del hombre. El corazón masculino era todo luz y alegría. Una suave sonrisa asomó a sus labios mientras sus ojos veían el mundo completamente iluminado.

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