Hoy,
día 12, del mes 12, del año (20)12 -12-12-12 acabo de leer el libro
cuyo título antecede.
El
lugar de los hechos es Andalucía, España. El lugar de la lectura,
Tokyo, Japón. Sólo 16.000 kilómetros separan uno de otro.
La
pregunta es, ¿cómo un tipo como yo, que no sabe mantenerse en
equilibrio sobre una bicicleta, ha leido un libro como éste?
En
el blog de internet de José María Rodríguez Sánchez, antes del
libro aparece alguna foto, algún artículo de Rafa Duque, hermano de
quien esto escribe.
El
me envió el libro en un paquete que llegó a mis manos el 25 de
noviembre.
Desde
el primer momento el libro me enganchó, por sus temas, por su
amenidad, por el descubrimiento que hace de lugares, pueblos, curvas
y contracurvas en las carreteras andaluzas.
Aunque
de principio el libro tiene un “problema”. Cuando se despliega
parece una águila con sus alas a todo vuelo y aquí, en un Tokyo
cuyos metros van llenos de gente casi siempre, resulta difícil de
leer, simplemente por falta de espacio. (Ja,ja,ja... Pregúntese a
Rafa).
Evidentemente
no es problema del libro, sino del lugar de lectura. (Espero se
entienda la bromilla).
Sólo
cuando se llega a casa se puede leer con tranquilidad, lo que ha
hecho que tarde más tiempo del que quizás hubiera llevado de poder
leerlo en el metro....
¿Cómo
puede haberme interesado un libro de motos y moteros cuando en la
vida diaria, hasta ahora, no me he montado casi y no he tenido un
interés especial hacia ellas?
Quizás
, y hablando con el corazón en la mano, los moteros, quizás debido
a una cierta imagen negativa que da el cine americano, me parecieron
un poco bruscos y peligrosos, pero...., esperen, no se enfaden ni
precipiten. Todo se andará...
Vayamos
al grano. Por supuesto, para un motero, el libro, por sus detalles en
la explicación en las posibles rutas a hacer, para ir y volver desde
un lugar, debe ser una pasada. Pero ese es el camino, el camino
físico de orientación y técnica para que el aparato no se nos vaya
de las manos.
También
es un libro perfectamente utilizable para viajeros en coche, para
viajeros en bicicleta y para viajeros más pedestres, si no llevara
tanto tiempo como se intuye. Por supuesto cada cual debe adaptar las
rutas a su tiempo y condiciones. Se me ocurre que incluso los
caballistas lo podrían utilizar.
En
ese sentido es un libro multiuso. Y aunque no es una “Guía
Turística”, también puede ser perfectamente utilizable para tal
uso, porque no habla sólo de carreteras, habla de espacios verdes,
de naturaleza.... Es una breve presentación de cada lugar, de los
edificios históricos o menos históricos recomendable, de qué se
puede comer en cada zona, aunque no se den nombres de restaurantes o
cafeterias, no es la función del libro. Es un libro abierto
Si
se lee como guía turística alguien podría pensar que le falta
algo,porque deja con la miel en los labios, pero desde otro punto de
vista, perseguido o no, ese faltar algo es una invitación soterrada
a la visita de los lugares descritos. Ahí está lo bueno: ¡Lector!
¡Ponte la moto y échate al camino!, parece decirnos, descubre por
tí mismo esta maravillosa zona del mundo que es Andalucía.
Caminante,
no hay camino
se
hace camino al andar
diría
el sevillanísimo universal Don Antonio Machado.
No
sé si el posible lector conocerá la “Guía del Peregrino
Medieval”, o “Codex Calistinus” de un francés llamado allá
por el siglo XII-XIII Aymeric Picaud.
Era
un francés que llegado en peregrinación a Santiago de Compostela,
al volver a su tierra compuso un libro para informar a los posibles
peregrinos a Santiago.
No
habla de motos, de coche, ni de bicicletas, pero sí de los posibles
caminos, de lo que se come, del carácter de la gente que él
encontró.
Muchos
puntos de contacto encuentro entre los dos libros. El de Picaud hablá
más de los contenidos religiosos de las iglesias, es su objetivo, el
de José María no tanto. No es su propósito, pero nos da los
nombres de iglesias, castillos, palacios, lugares que han dejado
huella en la historia de Andalucía y de España. Por cierto, no sé
si será un espejismo, pero el nombre de la Iglesia de la Asunción
es muy abundante....
Picaud
habla de los temores hacia la naturaleza, los peregrinos iban a pie,
el libro motero habla de los posibles peligros de la carretera y
aconseja la prudencia debida en cada caso.
No
es extraño escuchar que el peregrino se hace, crece por dentro
cuando se enfrenta al camino de la vida. A través de la lectura se
puede percibir la maduración paulatina del motero que demuestra que
no es tan “loco” como determinadas películas lo pintan, aunque
siempre haya excepciones, por supuesto
El
motero va aprendiendo lo serio de la vida, qué es la vida exponiendo
la suya en las cabalgaduras de los tiempos que corren.
Escrito
con frases fáciles, comprensibles, sencillas, asequibles para
cualquiera, cuando en determinado punto parece que va a repetir lo
que ya ha dicho anteriormente, le da un quiebro al lenguaje y le
quita pesadez, por lo que esas salidas por la tangente son un
verdadero gozo.
Dejando
aparte las cuestiones técnicas como dar gas o no dar gas a la moto,
que aunque aparentemente entiendo, en realidad no lo entiendo porque
no es mi terreno, hay una palabra que no acabo de
comprender:REVIRADO. ¿Será una carretera con muchas curvas? Será
cuestión de mirar el diccionario y agradecer que siempre se pueda
aprender algo.
Bien,
moteros del mundo, como los peregrinos del Camino de Santiago, del
Camino de la Vida, BUEN CAMINO.
KOKUBUNJI,
TOKYO
14-12-2012
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