Cualquiera
que viva en Japón durante unos años este nombre será uno de los
primeros que se le pegarán al oido, aunque no tenga necesariamente
un profundo interés en la cultura japonesa. El hecho se debe a que,
si no estoy equivocado, al menos una vez al año se concede el Premio
Akutagawa de novela, estando considerado como uno de los mas
importantes de Japon en la inmensa selva de premios existentes. ¿Pero
quién es R. Akutagawa? Como el propósito de estas lineas no es
hacer un ensayo exhaustivo del hombre, dejemos los datos personales
de nuestro autor para condimentar el comentario en los puntos en que
sea necesario. Añadamos de paso que pocos son los datos que este
comentarista puede aportar ya que la historia personal de Akutagawa
le resulta casi desconocida. Si la obra le interesa, le dice algo al
comentarista, después se pregunta sobre el autor, si no fuera de su
agrado es muy posible que ese autor no logre interesarle en sus datos
íntimos. Pobrecitos de aquellos kappas que solo valoran de "nombre"
sin conocer el contenido de la salsa que comen.
Deseo
agradecer al profesor Tominaga la generosidad que muestra hacia mi
persona dejándome mano libre a la hora de elegir el tema que me pide
para su revista.
Después
de dudarlo mucho, y, aún y así, arriesgándome a cometer un grave
pecado de lesa herejía extranjera, (ya se sabe, muy pocas veces el
foráneo puede comprender al natural) elegí este tema, este
encantador librito.
Elegí
esta novelita porque rebusqué en el fondo de mi memoria y pensé
que sería interesante explicarme a mí mismo, o al menos intentarlo,
el por qué me había atraido tanto cuando la leí la primera vez.
Escrita
en 1927, pocos meses antes del suicidio a base de arsénico de su
autor, se diría el testamento vital y literario del mismo.
Una
novela en la que, aparentemente, el protagonista es la aventura de un
loco en el país de los kappa, o sea en Kappalandia, pero en la que
si profundizamos un poco nos damos cuenta de que Akutagawa no nos
habla de la locura, sino de Japón, del Japón de su época.
"...
Como es facil de imaginar, no hay gran diferencia entre los elementos
de la vida civilizada en Kappalandia y los de cualquier otro país de
nuestro mundo humano, por lo menos, para limitar mi afirmación a mi
propia experiencia, a los elementos de la vida civilizada en el
Japón. Así, por ejempio, en un mirador de mi sala que daba a la
calle, había un piano de cámara, y en las paredes colgaban
grabados...."
No,
no es la locura, es de Japón de lo que nos habla Akutagawa,pero de
un Japón en el que se mezclan una serie de cosas extranas. Releyendo
el texto anterior tenemos: un piano de cámara, grabados, mesas,
sillas. Todo ello una serie de elementos que se dirían más producto
de, llamémosle civilización occidental, que de la civilizacion o
cultura japonesa.
Akutagawa
se suicidó acosado por una vaga inquietud, que no se sabía a que
respondía exactamente, pero que pudo tener muchas causas.
Una
de ellas pudo ser el miedo a la locura. Recordemos que su madre
adoptiva se había vuelto loca. Miedo a la locura personal y a la
colectiva.
El
pais de los kappas, Japón, en suma, entra en la Era Meiji en
contacto profundo con Occidente, se siente atrasado y admite, quizás
sin mucho discernimiento, todo lo que viene de fuera. Se convierte en
un país fuerte, hay luchas, guerras con China, Rusia etc.etc. y
gana.
Hay
autoconfianza, una autoconfianza que deborda locura por todas partes.
Quizás sea ésta la vaga inquietud de Akutagawa; la locura de su
madre, la locura de su personaje no es otra que la locura de su país.
Un
país que quizás no quiere ver hacia dónde se dirije, pero que al
mismo tiempo no parece tener muy claro qué es, cómo es. Porque ya
no es lo
que
era, ni es otra cosa. Una país a medio camino entre dos
civilizaciones con ninguna de las cuales se siente identificado. Con
la suya originaria porque no le gusta, con la foránea porque no es,
no pertenece a esa civilización. En definitiva, quiere superar su
complejo superando a esa otra civilización y se aliena, se ajena de
si mismo cayendo en lo que no se es, la locura, que no otra cosa
quiere decir alienación.
Posiblemente
esté ahí la clave de la locura de este peronaje que recorre el país
de Kappalandia.
Alguien
dijo que las novelas históricas se escribian en epocas de crisis de
identificación. Tal vez pueda ser otra de las claves de Kappa. Una
novela, un cuento de base folclórica que no pretende quedarse en el
mero folclore.
Akutagawa
conoce la civilización china, fue profesor de inglés y frances,
conoce Occidente, escribe en chino, conoce la literatura japonesa.
Todo ello lo demuestra claramente a través de esta obra que, dicho
así, se diria arqueológica, pero que no lo es. Akutagawa no se
queda única y meramente en la "literatura", pero tampoco
parece un escritor "politico". Akutagawa es un artista que
parece desmitologizar el lenguaje clásico. Tal vez sea más correcto
decir despoetizar que desmitologizar. Hace el lenguaje mas prosaico,
pero sin prosaismo. Véase la fina ironía que utiliza hacia Matsuo
Basho, una de las cumbres del lenguaje japonés.
Si
se me permite una disgresión diré que el idioma japonés, incluso
en su utilización más común, como es la función comunicativa, me
parece un lenguaje muy poético. Al menos en la medida en que yo
logro entenderlo. Tan poético que uno, desde fuera nunca sabe a qué
carta quedarse: o todo el mundo tiene una altura lingüística
impresionante o es que se tiene miedo a decir las cosas por su
nombre.
Akutagawa
ha despoetizado el lenguaje novelístico, pero no lo ha hecho
prosaico. Quizás ese prosaismo haya venido después, un prosaismo
que puede tener infinidad de causas, entre otras la mala comprensión
de lo que es la funcion comunicativa en la cultura occidental, de ahi
que uno se encuentre con dos extremos, un lenguaje elevadísimo, pero
vacío de contenido o un prosaismo rayano en lo más soez y vulgar.
¿Podría estar la base del problema en el exceso de
intelectualización - formalismo de la educación japonesa actual?
Tal vez. Tras una repetida lectura del texto me parece lícito decir
que Akutagawa lo que hace en esta novelita no es criticar, sino
presentar al lector sus reflexiones sobre Japón-Kappalandia como
problema. Akutagawa nos da las conclusiones de su reflexión sobre el
país. Podremos estar o no de acuerdo con él, pero ese es otro
problema.
Para
no hacer un comentario demasiado largo, vamos a elegir algunos de los
temas que el autor nos propone y vamos a intentar relacionarlos con
la vida actual, al menos como nosotros la vemos.
Tras
un prefacio del autor en el que nos cuenta que el protagonista es un
loco que narra su historia a todo aquel que quiere escucharla, lo que
denota ya un alejamiento de tipo folclórico: el cuento dentro del
cuento, pasamos al primer capitulo donde el loco nos dice como yendo
por los alrededores del monte Yarigatake se sentó a comer un poco y
se topó con un kappa, al que persigue, no alcanza, cae en un pozo y
cuando se despierta ya esta en Kappalandia.
Aparte
de detalles interesantes que merecerían ser comentados, quizás lo
más importante sea precisamente esa caida al pozo.
Si
recordamos el libro de L. Carol, Alicia en el País de las
Maravillas, Alicia se duerme cuando le cuentan un cuento. El sueño
como forma de alienación, de alejamiento de la realidad, lo mismo
que la locura y la misma caida en un pozo, una siguiendo a un
conejo, éste, nuestro loco, siguiendo a ese animal
folclórico-mitológico que es el kappa.
Akutagawa
fue profesor de inglés, no lo olvidemos, o pudo conocer la
obra
a través del maestro Soseki. No insinuamos que haya "imitacion"
en absoluto, pero podría haber influencia, más o menos directa en
este principio del cuento. Aunque también podriamos pensar en
aquello que alguien llamó inconsciente colectivo. Caer en un pozo y
encontrarse con otro mundo suele ser un tema folclórico de muchas
culturas.
Nuestro
amigo el loco es considerado un personaje especialmente protegido y
ayudado en la sociedad kappanesa. Va aprendiendo y conociendo
muchas
cosas de esta sociedad. Y se va dando cuenta de las diferencias
existentes entre la sociedad humana y aquella en la que cae.
"
Estará usted de acuerdo conmigo, por ejempio, de que la rectitud y
la
compasión son vistas por nosotros los hombres con profundo respeto:
el kappa, en cambio, cuando oye estas palabras, estalla en la mas
sonora carcajada".
Esta
claro que lo que normalmente se llama sentido común, de común
tiene
más bien poco, incluso entre personas del mismo país, por mucho que
haya gente que se empeñe en decir nosotros en lugar de yo.
En
Kappalandia antes de nacer se le pregunfca a la criatura si quiere
venir
al mundo o no. Se tiene en cuenta la opinión del nasciturus, no sólo
la conveniencia o no de los futuros padres. (Tal vez se ahorrarían
muchos problemas si ello fuera posible).
La
impresión que me da esta parte es que Akutagawa se pregunta por
la
irresponsabilidad que supone traer hijos al mundo sin preguntarse por
lo que será el futuro devenir de ese hijo.
No
sólo en Japón, en muchas culturas, la mujer, antes que mujer,ser
humano, ha sido un objeto de reprodución de hijos, y si no llega a
tenerlos, en realidad de mujer tiene bien poco. No el hombre, sino el
nombre es lo que importa.
Aunque
no tengo ninguna base para afirmarlo, sospecho que el planteamiento
del problema viene dado aquí por una comparación de fondo entre
Japón y Occidente. Quizás la sociedad occidental en aquellos
momentos ya se planteaba la "planificacion familiar"
mientras en Japón era algo que aún no existía.
Quizás
actualmente las cosas hayan cambiado, invirtiéndose el proceso. Se
piensa mucho si se tiene un hijo o no, pero yo diría que no porque
se piense en el futuro del hijo, o sea, aparentemente se es más
responsable, pero observar cómo el índice de nacimientos ha llegado
al punto más bajo de la historia del país sólo denota que el
egoismo paterno se ha invertido. No se piensa en el hijo ni como
báculo de la vejez, antes, ni como ser que tiene derecho a una vida
propia y libre, más bien se piensa en el hijo como una molestia, una
carga, lo que termina dando como resultado su negación. Pero no deja
de ser curioso la lata que suelen dar hasta los vecinos cuando una
pareja se casa: "¿Todavia no...?"
Otro
punto interesante de este capítulo es el tema de la “Tropa de
Voluntarios de la Herencia.”
Parece
que el japonés, como también en otros pueblos, ha sentido horror a
los seres deformes, al atraso mental, a todas estas taras físicas y
síquicas con que alguna vez la naturaleza se complace en regalarnos.
En
este contexto de la novela, y traspasando los límites de la misma
novela, tal vez se estaban realizando experiencias, a la forma
hitleriana de los años 30/40 para mejorar la raza. Obsesión más o
menos latente siempre cuando la política se decanta por derroteros
ultraderechistas.
Leamos
un trozo, quizas un poco largo, pero enjundioso del capitulo seis.
A
DECIR verdad, las técnicas y procedimientos
del
arte amatorio kappa difieren mucho de los nuestros.
Una
kappa hembra pone sus ojos sobre un kappa macho y piensa para si: Sí,
este es. Y a partir de ese instance, no habró medio al que no
recurra para apoderarse de eé, poniendo en practica, en su empeño,
cuanta treta conozca. El medio más directo y despojado de artificios
consiste en que la kappa hembra sencillamente se lance frenéticamente
sobre el infeliz macho de su elección.
Yo
mismo tuve oportunidad de presenciar una persecución de esa
índole,
en la que una kappa hembra, con aire enloquecido, corría desalada
detras del macho. En algunos casos, no es la kappa sola la que llevaa
cabo la cacería: la acompañan en la persecución de la presa sus
padres .y hasta los hermanos y hermanas. Destinado a enfrentar
riesgos como estos, la suerte del kappa macho puede ser
verdaderamente miserable, pues aún si tiene la fortuna de salvar su
libertad tras una fuga habil y agotadora, lo más probable es que no
se libre de sufrir el castigo, y se vea obligado a guardar cama para
una cura de reposo, la que puede prolongarse hasta dos o tres meses.
No
nos vamos a poner a comentar las artes amatorias nipolandesas,
evidentemente,
pero si nos llama la atención esta frase: En algunos casos no es la
kappa sola la que lleva a cabo la cacería: la acompanan en la
persecución de la presa sus padres y hasta los hermanos y hermanas.
Todos
sabemos que es una tendencia muy natural del ser humano presentar
hacia afuera única y exclusivamente lo más bonito, lo que considera
como "bello","virtuoso" etc. Japón,
evidentemente, no se libra tampoco de esa tendencia general. Y una de
esas "virtudes" japonesas era que la mujer siguiera al
hombre. Al menos eso es lo que yo, como occidental, siempre he oido.
Mucho me temo que sea uno de los muchos fraudes que se suelen dar en
este pals.
Se
puede pensar que la mujer japonesa actual es más libre y todas esas
cosas y que la "Okusan" (una forma de decir Esposa, Señora)
antigua no lo era. Rastreando en esta obra uno saca la impresión de
que eso no es así,de que era, es y será la " Okusan" la
que lleva los pantalones, muy a pesar de la facha viril que ponga el
hombre. El "Rusu ga ii" (Es mejor el marido fuera, en la
calle trabajando), no es una broma. La caza del macho, o de la
hembra, para asegurarse el porvenir o la descendencia, no es una
broma. La falta de diálogo en el matrimonio tampoco.
Al
menos antes parecía haber como más respeto y cumplimiento de los
"deberes" mutuos dentro del hogar, lo que, a la larga
llevaba al "amor", sui géneris, pero sentimiento al fin y
al cabo, pero ahora....
Todo
ello enlaza con lo dicho anteriormente sobre los hijos, al mismo
tiempo contradiciéndose y complementándose. Al tiempo que se
pretende modernidad, evolucion evidentemente femenina, hay aceptacion
de normas antíguas, quizás procedentes del confucianismo, la mujer
como obedecedora y seguidora del marido. Un pretendido amor a la
occidental, pero asegurándose el porvenir a través de los hijos.
Una mayor libertad para todos, pero no aceptando un posible destino
adverso en el hijo, en el que se invierte mucho dinero para que
después ayude a los padres. Todo esto se mezcla, se confunde,
produciendo más de un caso de locura moderna donde se termina o con
el asesinato del hijo o de los padres.
En
el capítulo ocho de nuestra historia, nuestro amigo el loco conoce
la industria de la impresión, la mecanización de Kappalandia. "Al
parecer el proceso de la introducción de la producción masiva está
avanzando a pasos muy rapidos"
Es
evidente que la ideología Meiji, el complejo, en la época, ante la
superioridad tecnológica de otros paises y otra serie de factores,
hacen que Japón se ponga a trabajar como un loco para superar la
hipotética superioridad de los mismos.
Una
de las formas de conseguir una buena tecnología es el conocimiento,
que se obtiene la mayoría de las veces o a través de la invitación
de personas extranjeras, puede ser uno de los múltiples significados
de la presencia de nuestro loco en Kappalandia, o a través de
libros. Siete millones de volúmenes se publican en las fechas de
nuestra novela. Encomiable labor.
Japón,
gracias a su esfuerzo por "educarse", conocer etc. ha
conseguido un nivel, una posición importante en el mundo ¿Se puede
negar? Pero mi pregunta es, ¿ha coneguido este país educarse,
unirse al mundo,crear un modelo de sociedad digna de ser aceptada por
otras culturas? Mucho me temo que no.
Quizás
en su momento era necesaria esa producción de libros y otras
cosas
tan ingentes, pero ello ha degenerado en el trabajo por el trabajo,en
la desintegración del yo mínimo que cada cual tiene, en la
degradación de la naturaleza, muy a pesar de los eslogans en contra
que se nos presentan, a perder la conciencia de persona para
integrarse en la categoria de número. Es muy triste decirlo pero el
japonés se siente orgulloso de los números más que del ser humano.
Producir mucho es bueno, autosacrificarse es bueno.
No
podemos negar la parte positiva que estas premisas tienen, pero ¿cabe
aceptarlas, así, sin critica? Personalmente pienso que no, y uno de
los problemas que yo veo en Japón es que se han aceptado sin
crítica, dando lugar a crear un estado de tensión muy grande en la
persona. Este pais está en crisis, no economica, sino síquica.
Pudiera ocurrir en un futuro más o menos cercano que la carne de
trabajador estuviera a muy pocos yenes el kilogramo, tal y como lo
plantea la novela.
Evidentemente,
no es que no haya huelgas, no es que no haya lucha
por
mejorar la vida, la hay, pero uno saca la impresión que se lucha por
mejorar la propia vida. En realidad se mira muy poco hacia el
compañero de al lado para subir todos juntos, más bien se lucha
contra él, si no pertenecemos a la misma especie, al mismo grupo.
Otra
de las cuestiones que me asaltan al leer el texto es la tremenda
cofusión existente entre educación e instrucción. Lectura de
libros, memorización, utilizar muchas horas en la escuela se
considera estar educado. Ir a la Universidad es moneda tan corriente
como comer. Evidentemente el nivel de conocimiento medio del japonés
es elevado, pero aunque ello es así, es más educado, más persona?
Meter a todos en el mismo saco es peligroso, pero yo diría que no.
Conoce más, pero ha perdido en humanidad. Gracias, o por desgracia,
a causa de ese elevado nivel de instrucción desde Japón se mira por
encima del hombro a aquellos pueblos que, por circunstancias
economico - sociales – historicas tienen un nivel más bajo de
desarrollo tecnológico.
En
Japón se ha confundido técnica con cultura. En Japón hay muy buena
tecnología, pero a veces hay que preguntarse ¿dónde esta su
cultura?
Quizás
sea el capítulo nueve uno de los más interesantes, pero también de
los más difíciles de entender, al menos para mí.
El
Partido Quorax lucha ante todo por "el bienestar de todo el
Estado de Kappalandia" El Partido Quorax esta dirigido por
Loppe, que parece no pensar muy honestamente. Alguien dice a nuestro
loco:
"
Esos discursos... supongo que comprenderá que no son sino un montón
de mentiras. Pero todo el mundo sabe que son mentiras, en el fondo
viene a ser lo mismo que la verdad..."
Mucho
me temo que sea un tema que haya que repetir ahora mismo de la misma
manera que aquí esta expuesto.
Todo
el mundo sabe que los partidos actuales son mentira, pero se vota a
los de siempre, se vota, no se niega el público al voto, y además
se les da más votos que nunca. ¿Será el refrán de lo malo
conocido mejor que lo bueno por conocer? Quizás es a esto a lo que
se llama sabiduría en Kappalandia -Japón.
Lo
que sí, creo, se puede decir es que la verborrea japonesa es
asombrosa, y digo verborrea porque no hay que confundirse con la
poesia.
Kappalandia
es un país montado sobre fachadas. Oir a sus representantes
políticos es tener que hacer un esfuerzo lingüístico impresionante
para terminar, claro está, con la sensación de que no se ha dicho,
o no se ha entendido nada, ( que como foráneo será lo mas
posible). Un país de fachadas donde no se sabe dónde comienzan las
cosas ni donde terminan.
En
el Partido Quorax manda Loppe, pero Gael, el industrial, manda sobre
Loppe, lo mismo que en el periódico de los trabajadores que, aunque
dirigido por Qui Qui, sin apoyo del capitalista Gael no haría nada,
pero al mismo tiempo sobre Gael manda su esposa. Entonces, ¿quién
manda en Nippolandia? Todo está tan bien repartido, tan bien
enredado que no se puede buscar una cabeza de turco. Y el pueblo
asiste desde la tribuna sabiendo que está también implicado.Que lo
unico que hay que hacer es tener cuidado, no caer en un grave error y
aprovecharse todo lo que se pueda. Quizás sea ésta la filosofía
que encierra uno de los parrafos de la obra del filosofo Mag:
"
El modo más sensato de vivir es despreciando las convenciones de la
época en que nos toca vivir y al propio tiempo logrando aparentar
que no se viola ni una sola de esas convenciones"
Tal
vez sea ésta una de las características más notables de mucha
gente
de Kappalandia.
Se
habla de NOSOTROS cuando se quiere decir YO. Decimos NUESTRO triunfo
cuando deberíamos decir SU triunfo, de él, de nuestro compañero.
Hablamos de FAMILIA cuando deberíamos decir PERSONAS DE LAS QUE ME
APROVECHO PARA LUSTRAR MI NOMBRE.
Quizás
sea éste otro de los grandes engaños que nos presenta esta
sociedad. NO es que nos guste, es que nos replegamos para que no nos
mate, y si ocurre algo, las culpas al Gobierno que lo forma . . .
¿Quién?
Muchos
temas más son los que trata esta novelita de Ryunosuke Akutagawa.
Muchas cosas más podríamos hablar, pero preferimos cortar aquí. El
libro merece otro libro para su interpretación, comentario
estilístico, temático, comparativo etc. etc., espacio del que no
disponemos ahora mismo.
Sólo
hemos pretendido comentar, conectar con el presente, explicarnos a
nosotros mismos por qué esta obra nos había gustado tanto.
Mag,
el filosofo de Kappalandia dice: Actuar como abogado del propio yo es
siempre mucho más difícil que actuar como abogado de otro. No hemos
pretendido ni acusar ni abogar por nadie, sino entender el Yo actual
de Nippolandia a través de un texto de un representantede su
cultura, en uno de los libros más llenos de finura, hondura,
ternura, ironia, sabiduria que hemos leido hasta ahora.
Si
el lector lee con atencion verá que las expresiones quizás,tal vez,
abundan. Pocas veces decimos que una cosa es así o asá. En última
instancia podríamos decir que el Japón del que hablamos e MI Japón,
tal como YO lo veo, ante lo cual yo mismo me pregunto si de verdad es
así.
Ryunosuke
Akutagawa no dice que Kappalandia es de una determinada
forma.
Nos pinta un país de una manera sincrónica pero encarrilado en un
eje diacrónico. La novela no tiene fin. Esta abierta a muchas
posibilidades y cambios...
Muchos
de los problemas que plantea la novela en su epoca, me parece, siguen
vigentes, otros quizas no. Tal vez este ahí uno de sus grandes
logros. Siendo muy de su tiempo, muy de su país, es al mismo tiempo
intemporal y universal porque, no nos engañemos, lo que se puede
decir del Japón de Akutagawa se puede decir también de muchos otros
paises.
ANTONIO
DUQUE LARA 24 Junio 1990, Dia de S. Juan.
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