jueves, 11 de febrero de 2016

EL RESTAURANTE DE LAS MUCHAS DEMANDAS

Dos jóvenes caballeros iban hablando de esta guisa bajo los árboles, pisando las crujientes hojas caidas, acompañados por
lo más profundo de las montañas de dos perrazos como dos osos blancos, armados de resplandecientes rifles y vestidos como si fueran dos perfectos soldados ingleses.
- Por estas montañas parece que no hay ningun bicho. No se ve ni pajaro ni fiera alguna. No me importa ya lo que sea,lo que quiero es pegar dos tiros a lo primero que se presente.
- Debe ser muy agradable pegarle dos o tres tiros a un ciervo de barriga amarillenta y después verlo caer tras dar un montón de vueltas.
La conversación se desarrollaba en lo más profundo de los montes, tan espesos y dificiles como para que el cazador profesional que los guiaba se perdiese sin remisión.
Además,las montañas era tan dificiles que aquellos dos osos de perros que llevaban sufrieron un fuerte mareo y tras un rato de lamentables quejidos muriendo echando espuma por la boca.
         Uno de ellos,levantando el párpado del perro muerto, dijo:
         - Acabo de perder dos mil cuatrocientos yenes.
         - Y yo dos mil ochocientos - ,dijo el otro inclinando la cabeza lleno de rabia.
         El primero, poniendo mala cara, mirando al rostro de su compañero,le comentó:
         - Yo pienso volver ya.
         - Y yo, porque ya hace frío y además tengo hambre.
         - Entonces levantemos el campo. A la vuelta, en el albergue de ayer, podemos comprar una docena de faisanes y volver a casa.
         - También había conejos, lo que será lo mismo que haberlos cazado. ¿Volvemos pues?
         Pero en esto, helos aquí en una situacion comprometida. No daban con el camino de vuelta por ningun sitio.
         Empezó a soplar un gran viento, haciendo silvar las hierbas, crujir las hojas y entrechocar las ramas de los árboles unas contra otras con un ruido horripilante.
         -¡Qué hambre tengo! Me duele terriblemente la barriga.
         - Lo mismo me pasa a mí. No tengo ganas de andar.
         - Yo no quiero andar. ¡Ah! ¿Qué hacemos? ¿Quiero comer algo!
         -iYo también quiero comer!
         Este era el diálogo que mantenían los dos caballeros en medio del soplido del viento. Entonces, al echar un vistazo hacia atrás , ¿qué se encontraron  sino con una hermosa casa europea?
En la puerta había un letrero que ponía:

RESTAURANTE
GATO MONTES
  
         - Oye, justo lo que buscabamos. Hay que ver que casa tan hermosa en un lugar como este. iVamos dentro!
         -¿Eh? Sí que es extraño, pero, de todas formas, seguro que podrán prepararnos algo.
         - Por supuesto que pueden . ¿No está puesto en el letrero?
         - Vamos a entrar. Yo estoy que me caigo.
         Los dos se plantaron ante la entrada, un magnifico ejemplar de ladrillo blanco vidriado.
         En las puertas de cristal había escrito en letras de oro:
               
ABIERTO A TODO AL MUNDO
POR FAVOR, ENTREN SIN RESERVAS

         Aquello era algo de lo que ambos se pusieron muy contentos.
         - ¿Qué te parece? No se puede negar que el mundo está bien hecho. Hoy, sin lugar a dudas, ha sido un día tremendo, pero también tiene su parte buena. Mírala, en este restaurante nos daran de comer magníficamente y todo gratuito.
         - Efectivamente, eso parece. Eso es lo que quiere decir "Entren sin reservas".
         Los dos caballeros empujaron la puerta y entraron en el local.Ya desde la entrada había un pasillo en la casa. En el reverso de la puerta de cristal había el siguiente letrero en moldes dorados:

SEA NUESTRA ESPECIAL BIENVENIDA
PARA LOS JOVENES Y LOS GORDOS

         Ambos estaban muy contentos con aquello de la especial bienvenida.
         - Oye, nos van a hacer un gran recibimiento.
         - Es que nosotros cumplimos con ambas cosas.
         Tras andar un largo rato por el pasillo encontraron una puerta pintada en azul claro.
         -Sí que es extraña esta casa. ¿Por qué habrá tantas puertas?
         -Está hecha a la manera rusa. En los sitios frios y en medio de la montaña siempre es así.
         Al querer abrir la puerta, encima, había el siguiente letrero amarillo:

EN ESTE RESTAURANTE SE PIDEN MUCHAS
POR FAVOR, SEPAN ENTENDERLO

-Parece que están muy ocupados, a pesar de estar en medio de estos montes
         - Ni que lo digas. Mira, en Tokyo, la mayoría de los mejores restaurantes no se encuentran en las grandes avenidas.
         Diciendo aquello abrieron la puerta. Entonces, en la parte posterior:

SON MUCHAS LAS PETICIONES
ESPERAMOS SEPAN SER PACIENTES

         -Pero, ¿qué quiere decir esto? - dijo uno de los caballeros
frunciendo el ceño.
         - Mm... Seguramente lo que quiere decir es que, como hay muchas demandas,tardarán tiempo para preparar la comida, que sepamos disculparlos.
         -Eso espero. Sin embargo,lo que yo quiero es entrar ya en cualquier sitio... ,y sentarme a la mesa.
         Sin embargo, cosa extraña, había otra puerta. En un rincón había colgado un espejo. Debajo había colocado un cepillo de mango largo. En la puerta decia en letras rojas:

SEÑORES, ARREGLENSE ADECUADAMENTE EL PELO
Y QUITENSE EL POLVO DE SUS TRAJES

         -Verdaderamente límpio. Y yo me atreví a subestimarlo en la puerta, considerando que estábamos en plena montaña.
         -Una casa con reglas muy estrictas. Sin duda que por aquí deben venir con frecuencia personas de mucha talla.
         Los dos caballeros se peinaron con toda corrección y se quitaron el barro de las botas. Y entonces ¿qué pasó? No habían terminado de poner el cepillo sobre la tabla cuando ya había desaparecido y entró una gran bocanada de aire.
         Asustados, se aproximaron uno al otro, abrieron la puerta de un golpe y entraron en la habitación siguiente. Ambos pensaron que si no tomaban algo caliente pronto les iba a ocurrir lo peor.
         En la parte interior de la puerta había de nuevo escrito algo extraño:

FOR FAVOR, DEJEN LOS RIFLES Y CARTUCHOS AQUI

         Al mirar, justo al lado, había un estante negro para dejar los rifles.
         -Pues es cierto. La verdad es que no es muy correcto comer
cargados de los rifles.
         -No, no es eso. Es que aquí deben venir personajes muy importantes.
         Ambos caballeros se desprendieron de sus rifles, se desabrocharon los cinturones y pusieron todo sobre el estante. Había una nueva puerta, esta vez de color negro:

POR FAVOR, QUITENSE EL SOMBRERO, EL MANTO Y LOS ZAPATOS

         -¿Qué, nos los quitamos?
         -¿Qué podemos hacer? Quitémosnoslo todo. No cabe duda que la persona que hay dentro debe ser muy importante.
         Al unísono se quitaron el sombrero y el abrigo,los colgaron
en una percha y,tras quitarse los zapatos, se dirigieron hacia la puerta. Entraron y se encontraron escrito detras de la misma:
         
POR FAVOR, COLOQUEN AQUI SUS ALFILERES DE CORBATA, LOS GEMELOS, LAS GAFAS, LA BILLETERA Y TODO LO MENUDO QUE TENGAN ASI COMO TODAS LAS COSAS METALICAS PUNTIAGUDAS

         Al lado de la puerta había una hermosa caja fuerte de color
negro. La caja fuerte tenía la puerta abierta,incluso tenía su
llave correspondiente.
         -¡Aja!, parece que preparan la comida utilizando electricidad, por eso las cosas metálicas puntiagudas resultan peligrosas.
         - Sin duda, aunque también, pensándolo mejor, éste debe ser el lugar donde debamos pagar la factura a la salida.
         - Eso parece, efectivamente.
         - De eso se trata, sin duda.
         Ambos amigos se quitaron las gafas, se desprendieron de los gemelos y lo encerraron todo en la caja fuerte echando la llave. Andaron un poco hacia otra puerta ante la que se encontraba un cántaro de cristal. En la puerta había escrito lo siguiente:



UNTENSE EL ROSTRO, LAS MANOS Y LOS PIES
CON LA CREMA QUE HAY EN EL CANTARO
Efectivamente, el contenido del cántaro era crema hecha de leche.
       -¿Para qué habrá que untarse de crema?
          -Mira, fuera hace bastante frio, ¿verdad? Pues como dentro está bastante caliente, esto sirve para evitar la agrietación de la piel. No hay duda de que en el fondo debe haber un alto personaje. Fíjate, es posible que en un lugar como éste tengamos la posibilidad de codearnos con la aristocracia.
 
¿SE HAN UNTADO BIEN LA CREMA?
¿TIENEN BIEN UNTADAS LAS OREJAS?

         Tras la puerta había otro cantarito de crema.
         -Ah, es verdad. Yo no he untado las orejas. Me hubieran salido sabañones. Desde luego es admirable la minuciosidad del dueño.
        -Sí, evidentemente es un hombrepreocupado por los mínimos detalles. A propósito yo tengo ganas ya de tomar algo. Verdaderamente empieza a molestarme este pasillo tan largo.
         Justo delante de ellos estaba la siguiente puerta:

ENSEGUIDA ESTARA LISTA LA COMIDA
NO LOS HAREMOS ESPERAR MUCHO
RAPIDAMENTE PODRAN COMER
POR FAVOR ROCIENSE LA CABEZA DE PERFUME

         Efectivamente, delante de la puerta había preparado un frasco de perfume. Los dos caballeros se rociaron el cabello abundantemente. Sin embargo aquel perfume lo que parecía realmente era oler a vinagre.
         -Este perfume tiene un extrano olor a vinagre ¿Qué pasa aquí?
         -Es una equivocacion. Seguro que la criada estaba resfriada y se equivocó al llenar el frasco.
         Abrieron la puerta y pasaron. Tras la puerta había el siguiente letrero en letras doradas:

LAMENTAMOS MUCHO HABERLES PEDIDO TANTAS COSAS
ESTA SERA LA ULTIMA. POR FAVOR COJAN SAL DE LA VASIJA
Y RESTREGUENSELA POR TODO EL CUERPO

         Así es, había colocada una hermosa vasija de porcelana para sal junto a la puerta.
         En ese momento ambos jóvenes, asustados, con los rostros llenos de crema, se miraron mútuamente.
         - Esto es realmente extraño.
         - Lo mismo me parece a mí.
         - Eso de las muchas demandas lo que significa es que piden al que entra.
         - Por eso, este restaurante europeo no es como nosotros pensamos que dan de comer comida europea a los clientes, sino que preparan esa comida con los clientes que vienen. En una palabra que...que... que nos... que nos...- no pudo terminar de explicarse el joven caballero debido a los temblores que le sobrecogian. El otro caballero iba también a decir:
         - Entonces nosotros... a nosotros...-, pero el temble le impedía expresarse.
         -¡Huyamos...!- dijo temblando uno de ellos echando hacia atrás intentando abrir la puerta, pero la puerta no se abrió ni un centímetro.
         Hacia el fondo había otra puerta con dos aberturas para las llaves en forma de tenedor y cuchillo.
       HAN HECHO USTEDES UN BUEN TRABAJO,
PERO QUE MUY BUENO.
VENGAN, VENGAN AL ESTOMAGO

         La frase estaba escrita en la puerta y, para colmo, a través
de las cerraduras dos ojos azules lo inspeccionaban todo sin descanso.
         -¡Gua, gua.gua...!-lloraban los dos, estremecidos por el temblor. Entonces,tras la puerta, se oía decir en voz baja:
         -Ya se acabó. Ya se han dado cuenta. Seguro que no se restregarán con sal.
         -¡Lógico! La equivocacion ha estado en lo que ha escrito el jefe. Escribir una estupidez tan grande como que lamentamos haberles pedido tantas cosas, ¿ a quién se le ocurre tamaña tontería?
         -Da igual, de todas formas no nos dará ni los huesos.
         -Eso está claro, pero si estos tipos no entran todo será culpa nuestra.
         -¿Los llamamos? ¡Vamos a llamarlos! Oiga, señores, vengan, vengan, entren pronto. Los platos están lavados y la verdura preparada. Lo único que queda es colocarlos a ustedes encima de estos blancos y relucientes platos. Vengan, entren pronto.
         -Entren, entren, ¿o es que no les gusta la ensalada? ¿0 prefieren que encendamos el fuego y los friamos? De todas formas, no se demoren y entren ya.
         Ambos caballeros,  tremendamente horrorizados, tenían el rostrocomo el papel arrugado. Se miraron mútuamente llorando en silencio.Dentro se sonrieron y volvieron a gritar:
         -Entren, entren. Si siguen llorando ¿no ven que la crema se va a derretir? - ,y volviéndose hacia el jefe - Si, enseguida llevo
la fuente. Entren rápidamente, señores.
         -Entren rápidamente. El jefe ya tiene puesta la servilleta y el cuchillo en las manos. Se está relamiendo esperándolos.
         Ambos jovenes no dejaban de llorar cuando, de pronto, detras de ellos:
         -iGuau, guau, guau!-, aquellos dos perrazos rompieron la puerta y entraron en la habitación. Los ojos desaparecieron de las cerraduras y los perros recorrieron la habitación gruñendo.
         -iGuau!-, volvieron a ladrar fortísimamente y se lanzaron
 hacia la puerta a toda velocidad. Se abrió de un golpe y los perros, como si fueran absorvidos, se introdujeron en la habitacion. Al otro lado, en medio de la más tenebrosa oscuridad:
         -¡Miau!¡Guau!¡Go,go!-, se oían gruñidos de animales y siguieron escuchándose un buen rato hasta que la habitacion desapareció como el humo y ambos jóvenes se encontraron en medio de la hierba temblando de frio.
         Mirando alrededor se podía ver como las chaquetas,los zapatos, los alfileres de las corbatas,los billeteros se encontraban colgados sobre las ramas y desparramados por los troncos de los árboles.
         Empezo a soplar el viento haciendo silvarlas hierbas, crujir las hojas y entrechocar las ramas de los árboles.
         Los perros volvieron al poco y tras ellos se escucho una voz
que gritaba:
         -¡Señores !¡ Señores !
         Ambos jóvenes se incorporaron rápidamente y empezaron a gritar:
         -¡Eh, eh!¡Aquí,aquí!¡Pronto!
         El cazador se presentó apartando la hierba, vestido con su coroza, ante lo que los dos caballeros terminaron tranquilizandose del todo.
         Se comieron lo que el cazador les trajo y a la vuelta compraron los faisanes, volviendo rápidamente a Tokyo. Sin embargo lo único que no les volvio a su primitivo estado fue aquel aspecto de papel arrugado por mucho que hubiesen vuelto a Tokyo y por mucho que se metieran en el baño de agua caliente.



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