sábado, 12 de diciembre de 2015

Las hojas, los mitos

LAS HOJAS, LOS MITOS


        La noche cae lenta, pausadamente, como si el tiempo hubiese detenido su prisa. Tarde de lluvia, plenitud de otoño en que los árboles deshojan su cuerpo triunfante dejando al descubierto su secreto.
        Caen las hojas como el agua, tibia, suave. Moja la frente encendida en palabras y el rostro pleno de gestos. Caen las hojas, cae el agua. Suavidad de la tarde, lentitud de la noche. Maravillosa imagen evocada en mil formas. Y en el centro de la tarde-noche los protagonistas: los enamorados del mundo.
        Caen las hojas como la palabra, la palabra como las imágenes, las imágenes como los mitos..., y, al final, la magestuosidad del árbol desnudo.
        La vida limpia que quiere volver a empezar, que está germinando de nuevo para vivir los mismos procesos, las mismas imágenes con un nuevo ropaje.
        Imagen del hombre eterno que deshoja el árbol de sus conceptos, de sus mitos, de sus eternas frustraciones, cambiando el follaje no la raíz del árbol. Visión del hombre amorfo, incapaz de renovarse...
        Caen los conceptos, los mitos y nos queda el hombre, el cerebro del hombre incapaz de sentirse a sí mismo como ser humano.
        Es necesario, lo sabemos, es necesario dejar nuestros fundamentos en raices podridas.
        Pero, ¿qué sería del hombre sin sus mitos, sin sus conceptos, sin su dogmatismo a ultranza? Poca cosa o posiblemente, lo más importante: el hombre.
        Pero el hombre no quiere ser hombre, no sabe ser hombre, tiene miedo y prefiere la mentira a la verdad creada, prefiere seguir la línea del camino a hacer el camino.
        Contradicción tras contradicción, dogmáticamente llevadas hacia adelante y no en el ánsia de la búsqueda.
        Las hojas caen en una tarde de lluvia, serenamente hermosa. La lluvia cae, las hojas caen y nos dejan la indeleble verdad desnuda del árbol: su hermosura.
Aranjuez 1980

Este texto está escrito en el cuartel de Caballería Lepanto de Aranjuez. Había un árbol solitario en el patio.


 
¡Qué triste es ver                 
desparramarse la vida
después de consumir las armas
cumpliendo con el pesado deber
de combatir por nuestra tierra!
Siete veces que naciera
siete veces empuñaría su escudo
buscando la revancha
éste que va a fundirse con la tierra.
En esta isla en que pululan los helechos
pienso punto punto en el rumbo de la Patria.

重きつとめを果たし得で き果て散るぞ悲しき
討たで野には朽ちじは又 七度生まれてらむぞ
の島にるその時の の行手に思ふ
栗林 

Este texto forma parte de la primera serie de Fotopoemas. Está escrito en Japón quizás 26-27 años después del primero. Es un trozo de un libro escrito por el general Kuribayashi, cuando sabiendo que iba a morir él y todos sus soldados se disponían, a pesar de todo, defender a su país. En su lectura recogí esta parte y la traduje. irremediablemente me recordó al general Cervera cuando se dispuso a morir defendiendo Cuba.

Puntos comunes: Cumplir con el deber. El enemigo era EE.UU. Ambos gobiernos, japonés uno, español otro no supieron o no quisieron hacer nada por los soldados...... Cada cual  lo interprete a su gusto. Gracias. 

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